Anoche mientras dormía
volví a calzar mis gastadas
zapatillas de ballet.
Bailé hasta alcanzar la luna llena
que lisonjera decía
‘niña, tú no dejes de bailar’.
Bailé pues, con las estrellas
que entré guiños susurraban
mi nombre, de forma fugaz.
Bailé a lomos del viento
mientras mi pelo dorado
flotaba, creando dunas de sal.
Bailé entre lirios e ibiscus
que elegantes cimbreaban
sus tallos, para dejarme pasar.
Bailé sobre olas rizadas
que alzaban sus crestas
azules, para bailar al compás.
Bailé sobre vuestros sueños
que soñando que soñaban
me dijeron, que no me vais a olvidar.
Y mientras mi sombra
se fundía con la noche
dibujaba sobre el cielo
mi propia estela de mar.