Hay un ilimitado paraíso en el cuadro de mi ventana que murmura, con el eco decrépito de los que no soñarán con el mañana.
Me invita a que aterrice en otros mundos a que explore el secreto de tu piel; curtida, desleída y con efluvios del arte de las letras y el cosmos del placer. Suplica que te sueñe en la vigilia que abandone la celda de mi cuerpo, que embrace el caos de la utopía, perdida entre mentiras y reflejos. Las letras son la vida ilimitada, de esa ventana contrita que, audaz y engalanada, me desgarra.
Concurso de micropoemas de la fundación Jose García Nieto