Esta era de las que tenía en la lista. No llegué al día del estreno, pero sí al día siguiente, cuando en twitter ya se destripaba, enarbolando la eterna bandera de la envidia, la última película de Pedro Almodóvar.
Yo tengo que decir que me ha gustado, y mucho. No deja de sorprenderme y entristecerme, el afán español de satirizar y denigrar el trabajo ajeno.
La película está muy en la línea de Almodóvar, sobre todo en la fotografía y los colores que le identifican con sello propio. De alguna forma, cuando la veía me acordaba de Sorolla, de cómo fue capaz de captar la luz del mediterráneo. Almodóvar proyecta la luz de España, en su enorme y gran diversidad.
Dolor y Gloria tiene mucho de autobiográfico. Es una historia pausada y madura. Hay un monólogo sublime, diálogos que se graban en el cerebro, reflexiones que quizás más de uno hemos compartido y una interpretación de Antonio Banderas, impecable.
Si podéis, id a verla al cine. No creo que os decepcione.