Estas vacaciones se me olvidó llevarme alguno de los libros que compré en la feria, así que tiré de biblioteca en Menorca, y no sé si será cierto eso de que los libros escogen a sus lectores, pero en esta ocasión, me eligió un libro bastante adecuado para mi estado de ánimo.
La obra, con una traducción muy poco atrayante en castellano «Arte, amor y todo lo demás» es una sátira de la sociedad europea de entreguerras. El libro me escogió en inglés, un inglés difícil hasta la saciedad, con expresiones tan británicas, que dudo que muchas de ellas hayan sobrevivido a la globalización del imperio americano.
La obra gira entorno a 8 personajes, que escenifican los prototipos de una sociedad decadente y dolida después de la I Guerra mundial. Personajes en un mundo en tiempos de cambio. La alta sociedad dada aun a los mecenazgos y los acólitos de esos mecenas, que además de escribir, pintar o filosofar, disfrutan de la vida en los círculos bien de la época, incluidos los precursores de los, en aquellos momentos, tan necesitados sindicatos.
El que más me marcó, de todos los personajes, es un escritor de un magazine que se repite, a modo de mantra, una serie de preguntas sobre su vida, su trabajo, el fin de su existencia,… que siempre consiguen el objetivo de trasladarle a la mejor montaña rusa del mejor parque de atracciones del mundo, ya que cada vez que repite el mantra, se abre ante él un gran agujero al vacío, al darse cuenta de lo absurdo de su existencia.
Un libro de relaciones humanas, de ideales que mueren y son pasto para los nuevos que nacen, salto generacional, pensamientos que siguen siendo actuales sobre la vida y el trabajo, sobre el sentido de la existencia. Un libro difícil de leer (más aun si os embarcáis en su lectura en inglés) pero aun así interesante, con mucho que decir, y mucho sobre lo que pensar, y que te lleva a analizar paralelismos de esa época tan complicada de nuestra historia y la actual. Un libro que para los que hayáis leído al Huxley de «Un mundo feliz» o «La isla«, no tiene absolutamente nada que ver, excepto ese estilo propio de Huxley, intrincado, sofisticado, culto y muy irónico.
Si lo vais a leer, recomiendo su lectura en lengua materna, y solaparlo con algún otro libro de lectura más fácil.
Autor: Aldous Huxley
Nº pag: 325