Me gusta Robin Williams y me gusta la ciencia ficción, así que cuando vi esta película que se me pasó en su estreno en 2004, con título original «The final cut», en la mediateca, no pude evitar cogerla.
Está bien. Una derivada del gran hermano de 1984, pero encima de pago. Quien quiere que le graben tiene que comprar un chip que le será insertado en el cerebro.
Me gustó el final. Es distinto. Por si la veis, os recomiendo estar atentos a los nombres. Si no recuerdas los nombres, el argumento te pillará con el pie cambiado.