El mundo se ha sofisticado y en gran medida se debe a los altos niveles de tecnificación que la humanidad ha desarrollado. Uno de los ámbitos en los que más destaca esta tecnificación es en la guerra; de los campos de batalla en los que había lucha cuerpo a cuerpo, hemos pasado a misiles dirigidos desde miles de kilómetros a distancia, soldados que graban en tiempo real sus intervenciones para que, esos que manejan el cotarro a miles de kilómetros, vean en directo, quién cae, cómo y poder dar así las órdenes de cómo continuar.
Y en esa guerra de control remoto, controlada por ordenador, la vuelta de tuerca son los ciberataques. Casi todas las comodidades de las que hoy disfrutamos, están controladas por sistemas informáticos: el abastecimiento de agua, la red eléctrica, los móviles, la televisión, ….., por no hablar de la guerra en sí misma.
Un ciberataque organizado podría desmoronar todo el sistema, y ante semejante situación, los estados comienzan a legislar, qué hacer y qué respuesta dar, ante un ataque cibernético. En concreto USA aprobó en Mayo de 2010, una ley por la cual, un ataque informático, podía tener una respuesta militar, y en Junio aprobaron una ley, por la que el gobierno podía desconectar zonas de Internet, ante un ataque ciber.
Hoy, unos meses más tarde, se descubre que el gusano Stuxnet, ha conseguido infectar más de 30.000 ordenadores en Irán, en concreto ordenadores de empresas, relacionadas con la industria nuclear. Symantec estima que el 60% de los ordenadores infectados en el mundo por Stuxnet, están ubicados en Irán.
Según los expertos en virus informáticos, Stuxnet, ha sido desarrollado para evitar un correcto funcionamiento de los procesos controlados por los ordenadores infectados. Es uno de los malware más sofisticados descubiertos, y ha podido llevar meses de desarrollo y un coste parejo elevado. Según esos expertos, es un gusano-malware desarrollado por un gobierno, para conseguir objetivos militares.
¿Qué gobierno querría atacar Irán?
Sylvia García 
Un comentario en “La guerra del siglo XXI”