Nosotros no somos ni más ni menos que la madre agua,
porque nosotros mismos somos agua (Katsa)
“En tiempo adelante cuatro gotitas de agua, que eran hermanas, vivían en el cielo. Un día decidieron hablar con Atsilyaya y Atsilmama para que les permitan bajar al mundo. Los dioses les escucharon con amor y aceptaron su pedido.
La primera gotita bajó al mundo en pleno día y se convirtió en un arco de múltiples colores que se “paró” en el mundo alzando su cabeza por sobre las montañas.
La segunda gotita bajó y cayó sobre el mundo, de pronto, sintió que entraba y corría por debajo de la tierra en medio de la oscuridad; y a lo lejos vio una luz, se apresuró y al salir brotó como una vertiente.
La tercera gotita bajó al mundo y cayó sobre una montaña y sintió que su cuerpo se endurecía como una piedra. Más tarde con el calor del padre sol sintió que su cuerpo se ablandaba y empezó a bajar por la montaña como un río.
La cuarta gotita también se disponía a bajar al mundo, cuando los dioses le dijeron: ‘Espera, no bajes todavía. Tú vivirás en el cielo, podrás bajar al mundo cada vez que quieras, pero siempre regresarás al cielo en forma de nube’”. (Cachiguango, José Antonio. 2005)
Kashyapa Yapa recopila prácticas ancestrales sobre la crianza de agua en la región de los Andes, conocimientos milenarios para la gestión y el cuidado de la fuente de toda vida; el agua.
Una lectura que abre las puertas, que nuestro estilo de vida ha cerrado a la naturaleza, una lectura muy recomendable.