Hace muchos años leí un artículo sobre una exposición de fotografías de Masaru Emoto y recientemente cayó en mis manos el libro que publicó en 1999.
En él explica el método de estudio que ha utilizado para observar el comportamiento del agua expuesta a diferentes entornos: música, palabras, emociones, contaminación…
Cuando el agua está en armonía, en su congelación, muestra formas perfectas y bellas de cristales hexagonales, mientras que cuando se expone a malas vibraciones, cristaliza de manera deforme en patrones muy alejados de su belleza natural.
En un planeta en que el 70% es agua y en nuestros cuerpos que tienen la misma cantidad de agua que el propio planeta, no damos la importancia debida a la calidad del agua ni a su cuidado.