Soy de las afortunadas que sí que tienen pueblo: Vellosillo. Siempre he pertenecido a la Asociación de vecinos, desde la que hemos emprendido múltiples acciones para luchar contra la España Abandonada. La última ha sido la creación de un concurso literario de relato corto, a través del que queremos dar voz a los pueblos en vías de extinción de todo el territorio rural.
En primavera abrimos la recepción de relatos, sin saber muy bien qué acogida tendría. El resultado ha sido un éxito. Recibimos más de medio centenar de relatos desde casi todas las Comunidades Autónomas.
Como parte del jurado, he tenido la suerte de poder leerlos todos. Historias que me han permitido viajar en el tiempo y compartir la historia de tantos que tuvieron que emigrar o que quedaron abandonados en pueblos habitados por los fantasmas del pasado. Pero no todo ha sido nostalgia. Parte de los relatos, dibujan el futuro de la repoblación.
Espero que el concurso se establezca como un evento anual y que, entre muchos, podamos imaginar el resurgir del mundo rural, levantado desde las cenizas, como el ave Fénix.
Los ganadores de este año han sido ‘Mi pueblo‘ de Ana María Sánchez Ruiz (de Canarias) y el segundo premio: ‘La memoria de cobre‘ de Carlos Rubio Garro (de Valencia). Dos relatos muy diferentes, pero que, por el mensaje que transmiten y cómo están escritos, nos cautivaron.
El primero es un relato lleno de esperanza, que narra, a través de cuatro personajes (hijo, madre, padre y abuelo), la vuelta al pueblo de una familia. El segundo relata una de tantas historias, cargadas de nostalgia, sobre la despoblación. Nos habla de la vida de un joven, criado y educado en un pueblo, que se ve obligado a emigrar a Valladolid.
Es la primera vez que soy jurado en un concurso literario y la experiencia me ha encantado. Espero que sea la primera convocatoria de muchas.
¡Larga vida al concurso Despoblados!
En los medios:
Entrevista en Cadena Ser