Sé que esta pregunta suena al anuncio aquel de ¿a qué huelen las cosas que no huelen? pero no es retórica. Si nos hubiésemos hecho esa pregunta con el procomún de la Tierra, quizás nuestra situación de colapso medioambiental, no fuese hoy la que es.
El mar no es de nadie : explotémoslo
El aire no es de nadie: contaminémoslo
Los bosques no son de nadie : talémoslos
….
El espacio tampoco es de nadie y, como con todos esos bienes comunes, algún organismo se ha arrogado el derecho de otorgar permisos a empresas privadas para su uso y disfrute. Me recuerda a las bulas papales de la Edad Media: Tú paga y, si tienes que pecar por el camino, no te preocupes que tu bula te concede el perdón eterno.
El Sr. Musk ha comprado una bula, una enorme, que le permite lanzar al espacio 12.000 satélites, antes de mediados de 2020.
Como todo en esta vida, el objetivo es noble : dotar de Internet de banda ancha barata a poblaciones remotas, aunque con tanta capacidad tienen de sobra para poder usar los satélites con fines militares, de espionaje y hasta dicen que, incluso quizás, se destinen a la investigación.
El proyecto es de la empresa SpaceX, la plataforma para viajes interestelares del dueño de Tesla.
El día 24 de Mayo, hace cinco días, lanzaron 60 satélites a 550 km de la Tierra, 60 satélites en formación de tren que han cambiado para siempre nuestro cielo.
Os dejo un vídeo grabado en Valladolid para que cuando veáis esta nueva constelación de manufactura terrestre, os podáis preguntar ¿de quién es el espacio?
Si 1.000 empresas, como SpaceX, tuvieran bula para poner en órbita otros 12.000 satélites, en dos años surcarían nuestros cielos 12 millones de satélites… El mar de plásticos de nuestros océanos es un juego de niños comparado con esto.
Sylvia García 