Konrad o el niño que salió de una lata de conservas

Este año me he matriculado en un curso de escritura infantil y juvenil en la Escuela de escritores y además de trabajar técnicas de escritura, estudiamos los orígenes y la evolución de este sector literario. Dentro de ese estudio, la escuela nos plantea una serie de lecturas y la primera ha sido este libro.

En esta ocasión, os incluyo mi trabajo, acorde a la guía de lectura de la Escuela.

1. ¿Qué edad crees que tiene el lector ideal de este libro y por qué?
Cuando estaba en quinto de primaria leí este libro, así que gracias a vuestra propuesta, he podido desempolvar de la estantería una edición de Alfaguara Juvenil del año 79, volver a leerla y darme cuenta de que no me acordaba de nada.
Por lo que he podido ver en Internet, este título ha pasado al fondo editorial de Santillana y lo publica el sello ‘Loqueleo’. La edad recomendada de la editorial es para niños de más de doce años, sin embargo yo creo que el público objetivo es de mayores de diez. No hay una gran diferencia, pero los doce creo que marcan, en nuestra sociedad, la entrada a la pre-adolescencia y el interés por una temática algo diferente, con más aventura, magia o actualidad/vivencias de ese colectivo. En mi opinión, sin entrar en el trasfondo de la crítica social que no se si llegan a entender los niños, es demasiado sencillo para alumnos de primero o segundo de la ESO. Igual que ‘Las brujas’ está en la colección naranja de Loqueleo, para más de diez años, ‘Konrad’ considero que debería ir en esa colección y no en la azul, teniendo en cuenta que, en mi opinión, ni los de doce ni los de diez, creo que reciban el mensaje crítico de la escritora.
2. ¿Crees que el libro puede ser un mal ejemplo para el lector?
El libro es una crítica social y como tal no creo que suponga un mal ejemplo para el lector. Se parodian las expectativas y percepciones de los adultos, mostrando a Konrad como el niño perfecto, el niño que la mayoría de la sociedad adulta sueña con tener, y al resto de compañeros de clase como gamberros en serie y la pesadilla de una sociedad que busca niños que se comporten como adultos.
La lectura de este libro es muy diferente desde la perspectiva de un adulto y la de un niño. Creo que el mensaje de crítica social no cala entre el público infantil sin un debate posterior. Los niños tomarán partido por los personajes con los que más se identifican. Yo creo que con los compañeros de clase de Konrad (que lo consideran un empollón repelente), quizás con Kitti (que ve más allá de la carcasa fabricaba de niño perfecto de Konrad), con la Señora Bartolotti (que representa el caos y la anarquía que ningún adulto estándar se permite) y al final del libro con Konrad, el rechazado, el maleducado, el que es como todos los niños.
El proceso de ‘deseducación’ de Konrad está justificado para evitar que se lo lleven lejos de las personas que le quieren. No puede ser un mal ejemplo que una amiga ayude a un niño a permanecer junto a sus padres y creo que ese es el mensaje de ese proceso.
3. La mayoría de los personajes de este libro podrían funcionar como caricatura de un colectivo determinado: padres, educadores, niños, agentes de la ley… ¿Estás de acuerdo? ¿Por qué?
Al tratarse de una crítica social envuelta en una aventura infantil-juvenil, la escritora parodia los estereotipos sociales y los tergiversa. La madre es desordenada, impulsiva e irresponsable y el hijo es educado, diligente, ordenado y responsable. En cuanto al resto de personajes; los vecinos, el farmacéutico, los profesores y los compañeros son representaciones exageradas, caricaturas de los clichés sociales y cada uno abandera una característica, una cualidad o un defecto. El cotilleo, el vivir de cara a la galería, la desidia que provoca la rutina, la asunción de un trabajo que se concibe como castigo o el espíritu gregario de los grupos.
Creo que la escritora hace un trabajo magistral creando esos estereotipos caricaturizados, con ligeras pinceladas de personajes secundarios, sin hablar de los defectos de forma directa, sino como algo intrínseco a la historia. No juzga, da por sentado que así es y sus protagonistas, Konrad y la Sra. Bartolotti, lo aceptan y actúan en consecuencia, cada uno desde su prisma y su forma de ser.
4. ¿Piensas que hay intención crítica o moralizante en este libro?
Creo que la intención más clara es la crítica social. La escritora trata de mostrar los defectos de una sociedad individualista reinan la envidia y las apariencias y no existe la cooperación y la empatía.
Es Kitti quien muestra el otro lado del espejo, lo que falta en la sociedad. Son esos rasgos los que creo que la escritora valora y ensalza, junto con el carácter independiente y ajeno a la corriente de opinión, que caracteriza a la Sra. Bartolotti.
Si hay una moraleja en el libro, sería la de actuar sin estar condicionados por la opinión de los demás y ayudar a las personas a las que queremos, aunque suponga ir contra corriente o saltarse alguna norma, que no dejan de ser armazones que no han sido diseñado por nosotros mismos, sino por algún ente imaginario (Estado, sociedad, colegios,…) que no debería tener la capacidad de condicionar nuestras vidas.
5. ¿Qué personaje es el que más te gusta o más te sorprende de este libro?
El que más me gusta es Kitti porque es un alma pura. Aún no ha sido contaminada por las normas sociales y escucha a su voz interior. Defiende lo que cree que es justo y a las personas a las que quiere. Es valiente, bondadosa, inteligente, perseverante, independiente y con criterio propio.
El personaje que más me sorprende es la Sra. Bartolotti, como antítesis del modelo de madre imperante. Es una ‘madre por sorpresa’ y me gusta cómo acepta su maternidad, salida de una lata de conservas, sin cuestionárselo y cómo se mantiene fiel a su forma de ser, disfrazándose solo, cuando es necesario engañar al enemigo.
6. ¿Tienes problemas para creerte la historia?
Ninguno.
Este libro se escribió en 1976 cuando aún no se hablaba de modificaciones genéticas, ni de niños a la carta, por lo que un niño que sale de una lata de conservas, hecho en una fábrica para cumplir unos estándares sociales, unas características pedidas en un formulario por los padres, era un concepto rompedor, casi de ciencia ficción. Sin embargo, casi medio siglo después, los niños a la carta y las modificaciones genéticas forman parte del debate social, moral y legal, por lo que esta parte, que pudiera ser la menos creíble, pasa a ser plausible (no en el mismo formato, pero sí algo similar).
La otra idea que quizás en 1976 fuese difícil de asumir, es la del farmacéutico que decide ser el padre, sin estar casado con la Sra. Bartolotti, ni tan siquiera vivir con ella. La idea y el esquema de familia clásica han cambiado tanto en este tiempo, que tampoco es algo que choque.
7. ¿Recomendarías este libro a un niño?
Sí. A un niño de quinto o sexto de primaria, como lectura para comentar en grupo, ya sea en clase o en familia. Creo que el libro tiene tantos mensajes que, sin no se hablan y se discuten, pueden llegar a quedar ocultos para el niño lector.
Pienso que es enriquecedor que los niños aprendan a tener una mirada crítica y que sean capaces de pensar y crear su propia opinión respecto a lo que les rodea. Me parece que este libro es una puerta que abre ese pensamiento crítico.
Nºpags.:152

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