Ríos con entidad jurídica

Cuando leí ‘Cuchillo de agua‘ me gustó el enfoque de Paolo Bacigalupi respecto a los derechos sobre el agua. Los más valiosos eran los derechos adquiridos por las tribus indígenas, mucho antes de que el agua fuese un bien escaso. Este libro lo leí cuando empezaba a escribir Maherit y, ahora que estoy escribiendo Barkeno, mi investigación ha continuado en torno al agua y me ha llevado a descubrir ríos que han conseguido convertirse en personas jurídicas.

¿Os imagináis cómo cambiaría la explotación de los recursos naturales si tuviesen entidad jurídica? ¿Si dañarlos fuese un delito directo contra una persona, aunque fuese persona jurídica y no física?

Desde hace décadas muchas tribus indígenas luchan por recuperar los territorios que les fueron expropiados durante la colonización de sus tierras para poder restaurar los ecosistemas originales. El mayor caso de éxito en esta lucha lo ha conseguido el pueblo maorí (lo de los maoríes también viene de mi fase de documentación para Barkeno).

En el siglo XIX, la colonización británica de Nueva Zelanda supuso la expropiación de tierras indígenas y la degradación de sus ríos debido a la minería y la agricultura. Esto llevó a conflictos entre los maoríes y el gobierno británico y a una serie de demandas judiciales y negociaciones durante casi 150 años. Hasta que, en marzo de 2017, el gobierno neozelandés aprobó una ley que reconoció al río Whanganui como persona jurídica, otorgándole derechos y responsabilidades equivalentes a los de una persona. Para ejercerlos, le fueron asignados dos guardianes legales que hablan y actúan en nombre del río: un representante del Estado y un representante del pueblo maorí.

El Whanganui se ha convertido en un emblema. Es el primer río del mundo protegido por este mecanismo, lo que implica que dañarlo o contaminarlo es equivalente a atacar a una persona. Una sentencia que sirve de ejemplo y es un antecedente legal (jurisprudencia) para futuros conflictos similares.

Después de la aprobación de la ley del Whanganui, una corte provincial en el norte de la India siguió los pasos de Nueva Zelanda al otorgar personalidad jurídica a los ríos Yamuna y Ganges, ya que consideró que los ríos están vivos, respiran y sostienen a las comunidades que atraviesan.

La lucha legal para conseguir que estos dos ríos tuviesen entidad de persona jurídica también duró décadas ante diversas instancias, incluido un tribunal especial creado en la India en 1975. El acuerdo alcanzado finalmente en 2014, y convertido en ley en 2017, incluyó una compensación de 56 millones de dólares para reparar las acciones y omisiones de la Corona. La ley reconoció al río como “un ente vivo e indivisible, que va desde las montañas hacia el mar, con sus elementos físicos y metafísicos”.

Este tipo de noticias me recuerda al mundo de Maherit y Barkano y me da esperanzas… Quizás seamos capaces de llegar a una comunión con la naturaleza, antes de que sea demasiado tarde.

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