Worldcoin y el pasaporte universal

Me da la impresión de que las noticias (reflejo de lo está sucediendo en el mundo) se han convertido en una cadena distópica que va tejiendo realidades paralelas a nuestro alrededor que, a veces, contemplamos con indolencia desde la inacción y otras, desde un ignorante entusiasmo, alimentamos con gasolina.

Sobre una de estas noticias, un relato de ficción documentada o no…

Año 2020, una pandemia mundial deja a la población confinada en sus casas durante tres meses. Más tarde, se establecen pasaportes sanitarios, se limita la movilidad y el acceso a determinados locales en función del nivel de vacunación y, mientras esto sucede, en el Sillicon Valley nace una nueva empresa: Tools for Humanity. Sus fundadores: Sam Altman (director ejecutivo de OpenAI (progenitor de ChatGPT)) y el joven alemán Alex Blania, físico experto en IA y tecnología de cadena de bloques (blockchain).

Ambos están en el desarrollo de IAs, e igual que los que trabajan con robots humanoides o realidad virtual aumentada, saben que el valle inquietante llegará y al mundo le costará diferenciar quién es humano y quién no en el mundo binario. La línea que divide lo real y lo digital se desvanece con cada avance en la creación de entidades digitales y sabiendo que el test de Turing no es infalible (que le pregunten a los de Blade runner) es mejor estar preparado.

El joven Alex envió un informe ejecutivo a Altman para presentar su proyecto, en el que planteaba la creación de un pasaporte universal en base a datos biométricos, en concreto escaneando la retina de toda la población o, en su defecto, el del mayor número de personas que puedan conseguir.

Cuando Altman recibe la propuesta de inversión a finales del 2019, poco después de lanzar la versión 2 de chatGPT, proyecta dónde estará su bebé IA en unos años y, con el optimismo de quien se sabe triunfador y conoce bien a su competencia, vislumbra los problemas del valle inquietante y el test de Turing en un futuro no muy lejano.

El proyecto de Alex Blania le encaja. Le ha gustado y quiere invertir.

Altman se reúne con Alex en Berlín. Está entusiasmado con el nuevo proyecto y la convicción de su futuro socio, aún motivado por el idealismo utópico de la juventud. Él, un poco más curtido y algo más cínico en su visión del mundo, ve el proyecto como una plataforma ideal para canalizar varias ideas con las que siempre ha soñado.

‒ Sería perfecto tener los datos biométricos del iris de todos los humanos. Nos permitiría saber, sin dudas, quién es quién y eliminar la confusión con bots, IAs o humanoides.

‒ Sí, sería genial, pero ¿cómo les convencerás para escanearles la retina? De primeras, para el común de losa humanos puede sonar un poco intrusivo…

Si empezamos por los países en vías de desarrollo, los que tienen consolidado el mercado de los micro créditos, podemos pagarles. Estoy seguro de que por 10-20 dólares hacen cola.

¿En papel? ¿Con más de 7000 millones de personas? No hay ronda de financiación que aguante esa cantidad.

‒ Ya, lo pensé cuando hacía el plan de negocio. No usaremos dinero fiat. He pensado unirlo al lanzamiento de un criptomoneda. Una propia: nuestra. Les daremos dinero que manejamos nosotros y además de saber quién es quién, podemos ver cuánto tienen y en qué se lo gastan. Todo distribuido en cadena de bloques para que no haya demasiados problemas con la protección de datos.

Palmadas en el hombro…

Has pensado en todo. Es una idea redonda. ¡Brillante!

La empresa queda establecida en Berlín y desde fábricas alemanas se crean los primeros Orb, la máquina portátil que se puede llevar de aquí para allá y escanea la retina de los que, tentados por el dinero fácil de una promesa crypto, venden sus datos biométricos no se sabe muy bien para qué.

Según el plan, empieza el escaneo de retina en países del hemisferio sur (Indonesia, Perú, Colombia, India, México…). Worldcoin, así se llama la crytpo con la que pagan los datos biométricos que recoge Orb, se convierte en realidad, aún en fase beta sin capacidad de transaccionar. En distintos medios, se levantan voces críticas sobre la privacidad y la ética de conseguir datos biométricos a cambio de un dinero digital con el que no se puede hacer nada, pero tres años más tarde, a finales de 2022, las IAs generativas irrumpen en nuestras vidas y la necesidad de saber quién es quién se siente más cercana.

Tools for humanity, con sus Orb, su banco de datos biométricos y su WorldCoin está bien posicionado. Tiene una clara ventaja de mercado. Las rondas de financiación se acumulan en WorldCoin que, después de tres años en beta, cuenta con casi 1.800.000 de retinas escaneadas y los correspondientes tokens de su crypto repartidos por el mundo.

Todo está listo para lanzar una aplicación wallet que de cobertura a las operaciones de WorlCoin. Se llamará World App, pero, además de la parte económica (que la hay cuando casi dos millones de personas tienen tu moneda), lo más importante es que será la aplicación que sirva de identificador universal basado en datos biométricos (World ID).

A estas alturas, sus creadores se adentran ya en el hemisferio norte. En mayo de 2023 una gira de una semana de Orb, por varios centros comerciales españoles, suma 115.000 retinas íberas al centro de datos biométricos más grande del mundo. Y camino de los 2 millones de usuarios, WorlCoin prepara una ronda de financiación de 100 millones y el lanzamiento de su WorldID para junio de 2023.

El esperado día del lanzamiento llega y en su móvil, en Berlín, Alex recibe un mensaje de su socio inversor.

[Altman] Alex, ‘presiento que este es el comienzo de una hermosa amistad’.

[Alex] ‘El futuro pertenece a los que creen en la belleza de sus sueños’.

Y así, con citas que parecen sacadas de los estuches de Mr. Wonderful, el narrador que intercepta estos mensajes piensa… ¿Cuáles serán los sueños de estos dos para el World ID, para ese pasaporte mundial que lanzarán en verano de 2023? Permisos para votar, para comprar determinados servicios, identificación y asistencia sanitaria, acceso a renta básica universal…

Muy Mr. Wonderful.

Lo que al narrador le lleva a pensar, si el escaneo de la retina da ventajas para acceder a determinados servicios, ¿cuántos seres humanos renunciarán a ello? No muchos y con una masa crítica suficiente quizás ya no sea necesario venderlo como ventajas y el rollito Mr. Wonderful se convierta en Mr. Powerful, en algo casi obligatorio para cualquiera que quiera que su vida no se transforme en un infierno, en el que ni siquiera puede ir al médico, votar, comprar gasolina o recibir la tan esperada y discutida RBU si no ha pasado por el aro de ceder sus datos biométricos a una entidad privada.


¿¿Ficción?? El tiempo y la gasolina con que lo reguemos lo dirá.

Ojos de Dragón III : Poder

Punto y final a la trilogía de Ojos de Dragón, con un final no convencional que me ha sorprendido.

Una trilogía de fantasía para niños de 10-13 años, ideada para no perder el interés del lector en ningún momento. La acción no para, las aventuras de los protagonistas no dan tregua y todos los hilos abiertos en los dos primeros libros, se trenzan a la perfección en el final de la saga.

Me encanta cómo el autor se apoya en estereotipos unidos a valores morales (o amorales) para apuntalar la historia. Los malos lo son a conciencia, igual que los buenos, pero sin moralinas ni lecciones. Cada uno llega a ser lo que es por las experiencias vividas y las lecciones aprendidas. Todos en algún momento podemos tener la tentación de matar, de robar o de elegir hacer el bien.

Una saga que me ha hecho viajar al pasado, a los libros y los tebeos de aventuras que leía de niña. Libros que ayudan a conectar con nuestro yo puro. Muy recomendable.

Autor: Santiago García-Clairac

Ilustrado: Laia Ferraté Sala

Nºpags.: 275

Editorial: Narval

Fira del llibre de Valencia, 2023

Ayer tuve la suerte de conocer otra Feria del Libro, esta vez en Valencia. Estar en las ferias y poder hablar con los lectores de tu libro, que te cuenten las cosas que les gustan y trocitos de su vida, es una carga de energía para seguir escribiendo e inventando historias que en algún momento harán soñar a otros.

Tuve la suerte de compartir mesa de firmas con Lola Llatas, una escritora a la que admiro y de la que siempre aprendo.

Gracias a los lectores que se decidieron por Maherit, dentro de la increíble oferta de libros de fantasía juvenil. Y gracias al Grupo Editorial Tinturas por acompañarme en mi incursión al mundo de las letras.

Sed

El otro día pasé por la biblioteca y, a pesar de la larga lista de libros que tengo pendientes de lectura en casa, no me pude resistir y cogí un par (el de Ninfa rota y este). Cada libro te llama por un motivo. El de Sed lo hizo por su autor, de quien leí hace tiempo Siega, y por el tema que, como sabéis, me preocupa y que me recordó al Cuchillo de agua.

Una distopía juvenil sobre crisis hídrica que cada día parece estar más cerca. Las grandes sequías provocan cortes intermitentes en el suministro de agua hasta que, un día, California se queda sin agua y se ve devorada por los incendios.

La historia está narrada en presente y primera persona por los personajes de la historia, de forma que el lector tiene la perspectiva de personas muy diferentes sobre lo que está ocurriendo. Tres chicos y dos chicas con personalidades bien marcadas y estilos de vida que entran en estereotipos claros, pero que permiten dar acción a la historia y crear una dinámica de grupo adecuada en una situación de crisis como la que presenta el libro.

Igual que los diarios en Siega, el autor utiliza ‘retransmisiones en directo’ de cosas que ocurren durante la semana en que se narra la historia para dar una visión más completa de hasta qué punto la situación es caótica.

Es un libro escrito a cuatro manos por dos hermanos. Jarrod, menos conocido a nivel literario que Neal, ha enfocado su carrera hacia el cine y la TV, lo que seguro que les está ayudando en llevar Sed a la gran pantalla de la mano de Paramount. Sin duda una película que irá a ver.

El libro se lee sin darte cuenta. La historia está muy bien construida, los personajes son sólidos, el estilo rápido y ameno y el mensaje demoledor, pero con un punto de esperanza.

Tal y como va el año en lo que a sequía y lluvias se refiere, me pregunto cuánto tardaremos en ver restricciones de agua serias y limitaciones al uso frívolo del agua corriente.

Autor: Neal Shusterman y Jarrod Shusterman
Nºpags.: 525
Editorial: Nocturna

Ninfa rota

Tenía ganas de leer este libro desde hace tiempo. En una entrada en redes, el autor, Alfredo Gómez Cerdá, explicaba que había escrito un libro en el que mezclaba prosa, con poesía y teatro. Lo hace de una forma tan natural que, cuando vas avanzando en el libro, buscas los cambios de tipo de narración porque cada uno aporta una perspectiva diferente de la protagonista.

Marina es una adolescente que se enamora ciegamente de Eugenio, un joven controlador y abusivo. La voluntad de Marina va desapareciendo y, a pesar, de lo que su círculo cercano le pueda decir, no es capaz de verlo y poner distancia. Un giro inesperado en su relación desencadena el desenlace, pero no el final.

El libro trata un tema complicado y lo hace desde la perspectiva de la víctima, que el libro, escrito a modo de diario de Marina, nunca considera como tal.

Me ha encantado la forma en que el autor refleja el conflicto emocional en este tipo de relaciones, en las que todos ven y opinan sobre lo que la implicada se empeña en justificar, bajo la justificación del amor ciego.

Un libro muy recomendable para adolescentes y padres de.

Autor: Alfredo Gómez Cerdá

Nº pags.: 192

Editorial: Anaya

IAs que escriben e ilustran

Desde que ChatGPT se abrió al gran público en diciembre, las noticias de las IAs se multiplican. Desde la empresa china Netdragon que nombró a Tang Yung, una IA, como su CEO y ha conseguido subir su valor en un 10%, hasta imágenes del Papa con abrigo extra grande o la detención de Trump, creadas con inteligencia artificial, que inundan las redes con fake news, pasando por distintos personajes de la esfera pública que avisan de los peligros de las IAs y la necesidad de controlarlas.

Hoy me ha llamado la atención el caso de dos libros escritos e ilustrados por IAs: ChatGPT a los mandos de los textos y MidJourney a los pinceles de la ilustración.

Detrás de las IAs debe haber alguien que les pida hacer la tarea. En este caso son dos autores ingleses. Uno es, Ammaar Reshi que cuenta en su Twitter el proceso de creación con las IAs y cómo autopublicó el resultado de un álbum ilustrado: Alice and Sparkle (en el que reconoce la autoría a ChatGPT y MidJourney. El otro, Tinuviel Dixon, se atribuye la autoría al completo, también del álbum ilustrado If animals had jobs.

Los que me leéis, sabéis que soy de la opinión de que las IAs deberían estar contempladas de alguna forma en nuestra legislación. Tanto ellas como entidad (jurídica o de nueva forja) como las creaciones y trabajos que se realicen con ellas. Sin ese tipo de control las fake news se multiplicaran y siempre habrá quien haga mal uso a las IAs y quede escudado tras una autoría incierta de quién lo hizo realmente.

Qué no veremos en los próximos años…

Avi Loeb – 2084

Desde hace un tiempo estoy suscrita a la newsletter del físico Avi Loeb. La entrega de hoy me parece inspiradora y la comparto con vosotros. Igual que Orwell imaginó 1984, en 1949, Avi Loeb imagina nuestro 2084.

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The Jewish Talmud says: “Since the destruction of the temple in Jerusalem, prophecy has been taken from prophets and given to fools and children.” Another way to put it is that as of right now, there is no way of knowing the future.

In physics, this statement boils down to the absence of a spacetime with “a closed timelike curve” that allows for time travel backwards in time. If time travel were possible, then we could have known the future. For example, the products of our future technologies could have visited Earth now and appeared to military personnel in a report from the Office of the Director of National Intelligence as “Unidentified Aerial Phenomena (UAP)”. However, in a 1992 paper, Stephen Hawking proposed the “chronology protection conjecture”, arguing that the laws of physics preclude time travel on human scales.

Nevertheless, we can imagine the future of humanity. In his dystopian novel titled “1984”, George Orwell forecast back in 1949 social phenomena that were realized since then. A timely example is what Orwell termed “newspeak”, a language which eliminates certain words, substitutes one word for another, inverts customary meanings and creates words for political purposes, such as doublethink as the belief in contradictory ideas simultaneously, as reflected in the Party’s slogan: “Ignorance is Strength.” As a matter of fact, I learned last week that a distinguished scientist stated recently: “It would be better if we did not know whether the COVID-19 virus came from a lab leak or the wet market in Wuhan.” Similarly, many scientists argue: “We do not want to know what UAP are,” and the SETI community banned discussions of UAP at their conferences. In other words, “Ignorance is Strength.” As Orwell noted: “In a time of universal deceit, telling the truth is a revolutionary act.”

The ability of Orwell to forecast the future is not a violation of Hawking’s chronology conjecture but simply a brilliant insight into human nature and social trends. Can we repeat Orwell’s spectacular insight to forecast what might happen a century after 1984, namely in 2084?

There is no doubt that by 2084 artificial intelligence (AI) will take over most routine tasks, currently assigned to humans.

Imagine a 2084 where teaching will be done by AI systems based on existing knowledge and where professors in academia will be assigned the sole task of exploring new knowledge rather than pursuing respect from students or honors from peers based on past knowledge.

Imagine a 2084 where universities will include only researchers and students, and not be dominated by administrators that keep adding rules and hiring more administrators to enforce them. Instead, we could all benefit from a limited number of AI bureaucrats whose sole task is to serve the intellectual engine of academia.

Imagine a 2084 economy where citizens will have their checking accounts secured fully by the government and not be vulnerable to the fate of local banks and government bailouts.

Imagine a 2084 where babies will be born on the Moon or Mars and will regard the Earth’s gravity g as imprisoning. Living in low-gravity allows us to lift massive objects and jump over obstacles with ease. Indeed, Sisyphus — as featured in ancient Greek mythology, would have had an easier time pushing a boulder up the mountain, only to see it roll down again. The absurdity of life, highlighted by the philosopher and writer Albert Camus, will be less absurd in low-gravity environments.

Imagine a 2084 where autonomous AI astronauts will be launched towards the habitable zone of every star in the Milky-Way galaxy. This goal can be realized within several decades from now by allocating our military budgets of 2 trillion dollars per year worldwide to space exploration. By prioritizing science over war, we could target all habitable zones in our galaxy with the hope that even if they do not possess intelligent civilizations as of now, they might give birth to them by the time our AI systems arrive there. And even if they remain infertile, our AI systems could serve as interstellar gardeners that plant the seeds of intelligent life there. Speaking about that option, did interstellar gardeners ever plant their seeds in our own backyard on Earth before we came to exist? Since most stars formed billions of years before the Sun, uncovering their deeds will reveal to us our own technological future without violating Hawking’s chronology conjecture.

Imagine a 2084 where the research team of the Galileo Project will find evidence for technological objects from extraterrestrial civilizations on Earth. Entrepreneurs would work around the clock on making a profit from the new technologies that were uncovered. Here’s hoping that after realizing that there is a smarter species in our cosmic neighborhood, we will start to treat each other as equal members of the human species because our differences are insignificant on the cosmic scene.

Imagine a 2084 where humanity will be active on the interstellar dating scene and find intelligent partners from whom it can learn. The interstellar community might give a meaning to our life. In other words, the cosmos will not appear “pointless” anymore, as argued by the Physics Nobel laureate Steven Weinberg in his book “The First Three Minutes”. Since it takes less than a billion years for chemical rockets to traverse the Milky-Way disk of stars, the last billion years might be far more consequential for our life than the first three minutes after the Big Bang.

Life could be a self-fulfilling prophecy. If we imagine a better future, we can attempt to make it a reality. However, if we obsess with our limiting past, we will end up with Orwell’s unfortunate society. Whether we seek progress or decline, is up to us. Our AI machines will serve the future we dare to imagine for ourselves.

According to Genesis 1:27, God created human beings in its image. The modern caveat is that if interstellar AI gardeners visited us, the credit goes to them. By now, we are creating AI systems in our image. Within a billion years, AI astronauts might plant our technological seeds throughout the Milky Way galaxy. Cosmic optimism is all about paying it forward.

+ Publicación original

Recuérdame por qué he muerto

Como os conté en la entrada de Rey, en el FestiLIJ de este año, estuve en la charla de la aldea de la LIJ. Un lujo tener a tanta escritora buena junta: Chiki Fabregat, Paloma González Rubio, Rosa Huertas, Mónica Rodríguez y Beatriz Giménez de Ory. Cada una habló de sus últimos libros y contestó a las preguntas que los chicos del FestiLIJ tenían preparadas.

Chiki Fabregat fue una de mis profesoras en la Escuela de Escritores. Siento por ella una gran admiración, no solo por cómo escribe si no por su capacidad para enseñar, algo que solo es posible cuando te apasiona lo que haces.

Este es el tercer libro que me leo de ella y, de los tres, es el que más me ha gustado. Dice en los agradecimientos del libro que su gemela opina que es su mejor novela. Sin haber leído toda su obra, estoy de acuerdo con ella.

Es un libro lleno de belleza y magia. La forma en que está escrita es evocadora, te lleva a cada uno de los lugares que describe, te recreas en las letras de oro que los muertos dejan para que los ‘recos’ las guarden como un recuerdo de vida, en el polvo dorado de los desvanecimientos, en las alas grises de ese ángel defectuoso, que es una pieza clave en el misterio sobre el que se desarrolla la historia.

Trata un tema duro, el suicidio, pero lo hace con delicadeza, diría que con arte.

«Porque no entienden que el deseo de morir aparece cuando la vida te maltrata y que echarle las culpas a un destino fijado en unos hilos de oro es más fácil que buscar respuestas. No comprenden que algunos de esos chicos amaban la vida y aun así han renunciado a ella después de años luchando contra la enfermedad que los comía por dentro».

p.86

Una muerte y una vida se unen para crear un vínculo entre Naim y Claudia, por ‘culpa’ de la compasión de un ángel. Y ese error lo cambiará todo.

Un libro para leer con tiempo y disfrutar de una prosa bella y una historia llena de magia. Muy recomendable.

Autor: Chiki Fabregat

Nºpags.: 177

Editorial: DNX Libros